jueves, 25 de febrero de 2010

Home School



Ayer mi familia volvió después de estar unos días conmigo y sentí la necesidad de rellenar el vacío que me dejaron en casa viendo algunas pelis. Una de ellas La tormenta de hielo, que ya había visto en varias ocasiones, pero esta vez con un significado especial, y más después de que Mark Oliver Everett la mencionara en Cosas que los nietos deberían saber como el reflejo de su propia familia, a medio camino entre el film de Ang Lee y el humor agridulce de Wes Anderson. Me sigue resultando tan sórdida la escena en la que Christina Ricci se pone la careta de Nixon como la primera vez que la vi, de hecho el personaje de Wendy es ya sórdido en sí mismo, puede que incluso sea su mejor papel hasta ahora. ¿Y de verdad no son la misma persona Elijah Wood y Tobey Maguire?



Después de ver la peli, Ana me sacó de casa para irnos al Starbucks más cercano (en realidad la excusa era pasear, pero al final acabamos en un sofá con un muffin y un par de zumos de naranja, previa visita al Muji de Goya y encuentros fortuitos incluidos) y cuando llegué a casa tuve la imperiosa necesidad de ver El graduado, que a pesar de sabérmela casi de memoria la había comprado hacía unos días en la fnac por un módico precio…y pensé que era el día perfecto para verla.

Mientras la veía (como la mayor parte de las veces suelo hacer) investigaba por internet cosas como la edad que tenía Dustin Hoffman cuando la rodó (tenía 30 años y Benjamin en realidad 21), cuáles de las canciones de Simon & Garfunkel habían sido compuestas para la peli (en realidad Paul Simon sólo compuso Mrs Robinson, las otras habían sido ya editadas), y voilà! Me encuentro por sorpresa con que Charles Richard Webb, el escritor de la novela, publicó en el 2008 su continuación, que tiene por título Home School: “Los jóvenes protagonistas, Benjamin y Elaine, ya han formado una familia y, tal como el autor (Webb) y su mujer en la vida real, también quieren que sus hijos sean educados en casa, ajenos al sistema. Sin embargo, el director de educación de la localidad en la que viven se opone a la idea y pretende obligarlos para que envíen a sus niños a la escuela. Esta situación será la que motivará la reaparición de la mítica Mrs. Robinson, quien una vez más utilizará su encanto sexual, claro que esta vez no con el propósito de seducir a Benjamin, que ahora es su yerno, sino con el fin de que el director ceda.”

Al parecer, la historia está basada en datos autobiográficos. Hippies radicales, Webb y su esposa despreciaron siempre el dinero que pudo ganar con el libro y la fama, y educaron a sus hijos en casa. Actualmente, ambos viven en un cuarto al interior de un edificio de beneficiencia.

Webb era reacio a escribir la continuación de la historia, por temor a que la cadena de TV francesa Canal Plus –que tiene los derechos de explotación de El Graduado– hiciera una película basada en la segunda parte sin su permiso. De hecho, a través de una cláusula en el contrato original, el autor había renunciado a los derechos cinematográficos de una eventual segunda parte.


Por eso planeaba no publicar su libro hasta que hubiera muerto, pues vendió en su día no sólo los derechos de la novela, sino también los de los personajes. Así, si publicaba la novela, podrían hacer una película sin necesidad de su consentimiento. Pero en el 2007 un abogado le aseguró a Webb que podría recuperar esos derechos, y eso llevó al escritor a tomar la decisión de que se publicara.